The Fartlek 155: Una opinión sobre el fallido maratón de Córdoba, previa del Maratón de Nueva York junto a The Last Lap, series rápidas y más
Una opinión sobre el fallido maratón de Córdoba, previa del Maratón de Nueva York junto a The Last Lap, series rápidas y más.
Me gustaría evitar recurrir a distintos calificativos para empezar a hablar de lo que fue la fallida Maratón de Córdoba del pasado domingo, pero es inevitable. La primera que se me viene a la mente es la de obscenidad. Lo que sucedió el domingo en Córdoba, para quienes estuvimos ahí, fue de una obscenidad en términos deportivos pero sobre todo humano. Circuitos de 10, 21 y 42 kilómetros que no tenían esas distancias producto de un portón que no estaba abierto y de banderilleros que se equivocaban, mala hidratación y un show montado sobre lo político que fue pornográfico, con autoridades desfilando por el palco y locutores que apenas llegados los primeros clasificados del “maratón” se movieron desde la llegada hacia el escenario, donde se hacían al mismo tiempo las premiaciones, dejando vacía la llegada, en otra señal de que lo que menos le importó a esta organización es la salud de los corredores aficionados.
Hay mucho por desandar sobre cada uno de estos puntos, pero quiero hacer énfasis en los circuitos, por empezar. La gravedad de un circuito mal medido, mal señalizado o incluso complicado por las variaciones debido al clima (porque hay que agregar que ese día, gracias al viento helado correr fue un infierno) implica, cuanto menos, corredores acabando una carrera con la ilusión y el significado de pertenencia para con un deporte hechos trizas, con historias personales y de esfuerzo físico y mental detrás de cada una de esas personas. Es probable que ninguno de los que estuvieron detrás de la carrera (a pesar de que nos hayan querido convencer de otra cosa) sepa lo que realmente es e implica hacer deporte. El marketing es maravilloso cuando se amolda, se hace parte y propicia el encuentro y la la generación de esas historias, pero puede ser cruel cuando queda en manos de ineptos, o lo que es peor, de mercenarios a los que sólo les importa el negocio por sobre la calidad y el deporte. La diferencia está en que uno contribuye al desarrollo y el otro contribuye, bueno, a la mierda humana. A cinco días de realizada la carrera, poco sabemos cuál fue el caso de Córdoba, si un circuito mal medido (lo que sería grave y hablaría de una promoción mentirosa que decía que el circuito estaba certificado) o una cadena de desconciertos y errores humanos, no sabemos si envalentonados por una mano negra o desencadenados por simple desconocimiento. Me inclino por lo segundo y quiero pensar correctamente, sin descartar la primera hipótesis.
Lo cierto es que a partir de la llegada de los corredores y las corredoras de 10 kilómetros (quien ganó esa distancia en realidad corrió poco más de 6 kilómetros, llegando incluso detrás de la moto) todo se desmadró y empezaron a reinar el caos y la confusión, mientras en los micrófonos hablaban de “La fiesta del deporte” se adueño de un show que pasó a ser grotesco, absurdo. Los testimonios de bronca se multiplicaban por cientos y pasaron a ser miles, incluidos los corredores del medio maratón, que en su mayoría recorrieron en realidad 18 kilómetros. Los banderilleros, pocos y presuntamente incapacitados para estar en ese lugar, ofrecían una versión física de la saga literaria “Elige tu propia aventura”, preguntándoles a los corredores si “querían terminar la carrera” o “preferían seguir corriendo para completar la distancia”. Testimonios dicen que el primero de los fallos estuvo en el portón del parque comúnmente cerrado en horarios nocturnos pero abierto durante el día, con una excepción: para el maratón o se olvidaron de abrirlos o sigo sin entender lo que realmente pasó ahí, lo cierto es que mi teoría es que eso ocasionó una vuelta de menos a ese parque, la del inicio, y cuando al final los corredores quisieron recorrerlo para completar la distancia, el daño ya estaba hecho. Precisamente era tal el desborde que en un punto la desidia de la organización, que arregló a los múltiples ganadores de las distancias de 10 y 21 kilómetros con plata (“Si ibas a reclamar a la organización te daban plata para que te callaras”). Cualquiera de las performances deportivas, como la de Pedro Gómez ganando una carrera de larga distancia (así la vamos a llamar desde ahora) por segunda vez en quince días, o la emotiva llegada de Patricia Ponce y Silvana Marchisio también en el “maratón”, quedaron diluidas frente a la barbarie que vivieron los 17.500 corredores.
No podemos decir que el running es una excepción frente a un deporte, profesional y aficionado, cada vez más desmantelado en un país o en una provincia que desinvierte en educación, en cultura y por ende, en deporte. Porque cultura y deporte están asociados directamente con la educación, probablemente la educación sean los cimientos de cualquier progreso real, certero, y no de un estado que por una u otra razón cada vez que tiene la oportunidad, en el fútbol o en un maratón, muestra su descomposición mientras que todo sigue, como siguieron estas horas después del papelón y sin que nadie brinde explicaciones o al menos pida disculpas: porque nosotros, los y las que corremos, lo hacemos más allá de una carrera y volveremos a correr, pero sin una disculpa es difícil que esta fecha se mantenga en el calendario por un año mas. Que esos calificativos no nos impidan abordar una discusión seria sobre cómo queremos que se trate a nuestro deporte y sobre todo, a nuestros deportistas.
New York, New York
Este domingo se corre la edición 51 del maratón más grande y popular del planeta, el Maratón de Nueva York. Allí, frente a una ciudad cohesionada por el suceso deportivo que reúne a 56.000 personas cada año, en el campo femenino la medallista olímpica Hellen Obiri es la portadora de las ilusiones keniatas para recuperar el protagonismo en el maratón, después de las despampanantes actuaciones de las etíopes Tigist Assefa, Yalemzerf Yehualaw y de la también debutante Almaz Ayana copando el top ten all time. Tendrá en frente cuatro mujeres que ya saben lo que es correr por debajo de las 2:20, incluida Keira D’Amato, la ex poseedora del récord americano de maratón que ahora le pertenece a Emily Sisson. Las principales favoritas son la medallista de bronce en Oregon Lonah Chemtai Salpeter, que tiene la mejor marca del field (2:17:45) y la campeona de Berlín en 2021 y del Mundial de Oregon, la etíope Gotytom Gebreslasse. También estará la inoxidable Edna Kiplagat, que a sus 44 años y después de haber sido segunda en Boston en 2021 (una potencial victoria pendiente de ratificación por el dopaje de Diana Kipyokei) a los 42 años buscará su mejor versión en una carrera que ya ganó en 2010.
Entre los hombres, el menú será variado con Evans Chebet, ganador del maratón de Boston este año (un conocido en Buenos Aires por haber ganado ese maratón en 2019), el campeón defensor de Nueva York, Albert Korir, y a Shura Kitata, ganador de Londres 2020 y el único capaz de vencer a Kipchoge en maratón. Tampoco hay que descartar de la pelea principal al brasileño Daniel Do Nascimento, que viene de correr 2:04:51 (récord sudamericano) en Seúl y al ganador de Rotterdam y medallista de plata en Tokio, el holandés Abdi Nageeye, que tiene en su haber un 2:04:57. El ganador del maratón de París con 2:06:55, el marroquí Mohamed El Aaraby también será de la partida. ¿Qué puede hacer Galen Rupp frente a ese sólido campo de muchachos? Es una incógnita: en los últimos tiempos, el dos veces medallista olímpico estadounidense corrió con dolores primero en su aquiles y luego en la espalda, pero tuvo una buena actuación en el Mundial de Oregon. Nueva York se caracteriza por un circuito con altimetría dominado por puentes, el viento y el sinuoso Central Park al final, por lo que buenos corredores de cross suelen destacarse aunque no hay que destacar a los más rápidos de la lista. La pelea siempre será salvaje en Nueva York.
Más sobre NYC Marathon:
Otros estadounidenses en Nueva York. Además de Rupp, en el campo masculino estará Leonard Korir, un tipo que sabe lo que es correr fuerte y tiene 2:07:56 en el maratón de Amsterdam 2019, la segunda mejor marca estadounidense después de Rupp en el field. Scott Fauble es otro experimentado atleta que viene de correr su segundo mejor registro personal en Boston este año y estrena nuevo entrenador en NYC (Joe Bosshard) después de haber abandonado el NAZ Elite. En la elite femenina hay cuatro mujeres por debajo de las 2:26 incluida Keira, Lindsay Flanagan, Dakotah Lindwurm y Nell Rojas, que acaba de correr en Boston su personal best con 2:25:57 y fue entrevistada por Kyle Merber. Entre las debutantes estará Emily Durgin, que tiene una mejor marca de 1:07:54 en medio maratón este año, en Houston (sexta estadounidense de todos los tiempos). Sobre Durgin y su entrenamiento en Arizona es este video que comparto debajo.
El esperanzador debut en maratón de Hellen Obiri, según su entrenador Dathan Ritzenhein (OAC).
Nueva York para mí y para muchos que leen este boletín es sinónimo de Shalane Flanagan, una de las mejores corredoras estadounidenses de todos los tiempos, que después de 40 años recuperó el maratón para su país venciendo en una carrera de antología a Mary Keitany en el 2017. Esta nota del NYT de hace cuatro años recoge el estilo de liderazgo de Shalane y la reconstrucción de los últimos años de carrera de la ahora entrenadora de la Universidad de Oregon. Tuve la fortuna de conocerla en Boston este año, como lo afirma este post con las fotos que me faltaban en mi colección personal.
Series rápidas
El fin de semana hubo campeonatos de conferencia de NCAA y nos vamos acercando al final de una temporada de cross sensiblemente pareja sobre todo en el campo femenino, con la corredora de Florida State, Parker Valby, y la experimentada Katelyn Tuohy de NC State, la universidad que es seria candidata a llevarse el título por equipos. Ambas ganaron su título de conferencia sobre la distancia de 6k, Valby en unos salvajes 18:25 venciendo a la campeona del 2020 Mercy Chelangat de Alabama, mientras que Tuohy hizo lo propio en la Conferencia del Atlántico, ganando la carrera con 19:08. En algunas semanas, se verán las caras en Oklahoma. En el campo masculino, Stanford parece invencible este año con Charlie Hicks a la cabeza, al igual que los otros favoritos, la NAU de Nico Young, que ganó el título de la conferencia Big Sky. Cinco takeaways de John Gault en Let’s Run.
El fin de semana en Chiang Mai, Tailiandia, se corre el postergado Mundial de Carreras de Montaña y Trail que reunirá distancias de